"Diego Fidalgo viaja a Bolivia con una cámara de 16 mm para filmar la asunción de Evo Morales. Paisajes, celebraciones, rituales, formalidades; lo que podría haber sido el material de base para conformar una crónica política sobre un hecho histórico determinado, se transforma en la materia prima de una configuración poética hipnótica y desconcertante. Allí está el registro de la asunción fijada como objetivo, pero sin embargo, lo que se impone y desarticula su lógica ‘testimonial’, es la propia textura del 16 mm vencido, derroído, como arrebatado de algún archivo antiguo, y la cadencia contemplativa y atemporal de todo el conjunto. Podría pensarse que Jallalla Bolivia es, igualmente, testimonio, pero un testimonio anómalo que discurre tranquilamente en un límite impreciso entre la vigilia y la ensoñación." [Gustavo Galuppo - III Festival Transterritorial de Cine Underground '07].